Su trayectoria por el mundo de la literatura, el arte, la historia y el diseño le han permitido a Ana Elena Mallet hacer lo que más le gusta: contar historias. Después de una exposición dedicada al arte contemporáneo en México, presentada en el Museo de Arte Contemporáneo, Ana Elena Mallet regresa para mostrar lo mejor del diseño latinoamericano en “Crafting Modernity: Design in Latin America 1940-1980”.
La exposición, que estará hasta el 22 de septiembre de este año en el MoMa de Nueva York, nos permite recorrer lo mejor del diseño moderno en 6 países: Venezuela, Argentina, Colombia, Chile, México y Brasil. Con más de 100 piezas originales mostradas de la mano de un contexto histórico y arquitectónico que permite al espectador entender el trasfondo de cada una de ellas, el recorrido bajo la perspectiva de Ana Elena Mallet también da voz a mujeres que han sido olvidadas por el mundo del diseño. Para celebrar este gran logro para el arte en Latinoamérica, tuvimos la oportunidad de platicar con Ana Elena sobre este proyecto tan especial y todo lo que viene para su carrera.
Después de estudiar letras, hice mi servicio social en el Museo Rufino Tamayo y me encantó el trabajo dentro de los museos, así que decidí que a eso me quería dedicar. No era como escribir ficción pero sí era contar historias. Lo que me interesaba de la literatura era poder contar historias, y creo que lo sigo haciendo, pero ahora de otra manera.
Después de esa experiencia de servicio social en el Tamayo, me quedé como voluntaria. De ahí pasé a trabajar en una galería y me gustó mucho el trabajo dentro de los museos, de los espacios culturales y de recibir gente. Cuando llegué al museo Soumaya tuve la oportunidad de trabajar en cada uno de los departamentos, al final me tocó curaduría y dije: “Esto es lo que me gusta. Poder concebir historias a partir de los objetos”.
El curador es el que se encarga de realizar una investigación y proponer un proyecto de exposición o de edición. Para llegar a esa selección hay que hacer una investigación y delimitar un universo curatorial y un guión. Yo creo que el curador es esa persona que ayuda a la audiencia. Es el traductor entre la obra de arte y el público.
La responsabilidad de saber que tengo en mis manos el trabajo de otros me hace estar doblemente atenta. Para mí es muy enriquecedor terminar una exposición, un proyecto, un libro y que el público en general, que no conoces, se te acerque y te diga: “Te escuché, te leí y te vi”.
“Me parece que contar historias a través de objetos es una parte muy importante que nos revela que las mujeres siempre han estado cerca del diseño pero no siempre han sido registradas”.
Es un sueño hecho realidad y la exposición más importante de mi carrera, sin duda. Nunca he trabajado tanto, ni he estado tan estresada o tan concentrada como con este proyecto. Yo no lo busqué. El departamento de arquitectura y diseño me buscó y me ofreció esta oportunidad de proponer algo. Yo venía de haber hecho una exposición muy grande en el Museo de Arte Contemporáneo donde revisé 70 años de historia del diseño en México. Decidí salirme de mi zona de confort porque hubiera sido muy fácil repetir lo que hice en México. La verdad es que yo desde hace mucho tiempo quería adentrarme más en el diseño latinoamericano. Quería incursionar en otros países y bueno, pues fue investigar, leer, viajar, conocer y tratar de localizar el trabajo de diseñadores en estos países.
Lo que también me entusiasma mucho de esta exposición es que hay muchas mujeres que entre los años 40s y 80s estuvieron trabajando y abriendo camino. Ellas generaron propuestas de diseño y no están tan reconocidas o posicionadas. Muchas veces su presencia quedó un poco a la sombra del marido con el que trabajaban. Me parece que contar sus historias a través de objetos es una parte muy importante que nos revela que las mujeres siempre han estado cerca del diseño pero no siempre han sido registradas.
Es un sueño hecho realidad trabajar en este museo que para mí es uno de los más importantes del mundo. Ha sido impresionante entender cómo se trabaja en una institución de este tamaño y de esta calidad. Eso ha sido un aprendizaje y un deleite. Siempre es un reto trabajar en una lengua que no es la tuya. Es un reto tener que negociar y justificar tus decisiones. Ha sido maravilloso contactar con otros colegas dentro del propio museo y empezar a construir puentes para darse cuenta que Latinoamérica está en el mapa y que hay mucho interés en su contenido.
Estoy trabajando en una exposición con el Museo de San Carlos. Junto a otros dos curadores vamos a hacer una exposición sobre la colección del San Carlos y una relectura de la colección a través de la moda, el diseño y lo femenino. También estoy trabajando en otra exposición con Juan Coronel Rivera sobre la cerámica en México.